Chris ha sido un amante de los animales toda su vida, algo en lo que estuvo muy influenciado por su madre, que siempre estaba recibiendo animales callejeros y heridos. Como tal, ha tenido el placer de interactuar con numerosos animales mientras crecía.

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Chris tiene dos gatos de  los suyos, Mitch y Carl, que son la extraña pareja por excelencia. Comenzó a trabajar como voluntario en la Sociedad Protectora de Animales de Utah en 2012 y aún continúa haciéndolo. Es un terapeuta familiar en el condado de Salt Lake y siente que la interacción con los animales puede ser muy terapéutica y curativa.